martes, 8 de enero de 2008

NEUTRO Y GRIS


Bonita película la que vi anoche en La 2. Si, si. Esa cadena de la que todo el mundo ha oído hablar de ella pero que poca gente la ve. Salvo sus documentales para echar la siesta. Bueno, el caso es que anoche hicieron una película que, para proceder de Hollywood, está muy bien. Se titula "The Cooler". No sé si traducirla como "el enfriador", "el gafe" o "el pardillo". Mi inglés no es muy extenso y teniendo en cuenta lo raritos que son los americanos, es una labor ardua y con pocas posibilidades de acierto. La película en cuestión trata de un tipo bastante patético, un perdedor, fracasado, con mala suerte. El escenario, Las Vegas, mas concretamente un casino de allí. El, digamos, don de este sujeto: ser gafe. Por supuesto, esto lo aprovecha el director del casino, un magnifico Alec Baldwin interpretando a un mafiosilo; para contratarle, mas bien engañarle, y tenerlo como gafe dentro del casino, cambiando la suerte de los que cogen racha en el juego y proporcionando beneficios al casino. La cuestión viene cuando este fracasado se enamora y al mismo tiempo es correspondido. Cuando es feliz. Entonces el don se transforma y ahora lo que da es buena suerte a todo el mundo. A todos menos al casino, por supuesto. Cuando el jefe se entera, hace lo posible y lo imposible para que eso cambie, para que vuelva a ser un desgraciado y así siga siendo un gafe. Se alimenta de la mala suerte ajena y tiene hambre. El final, cómico y feliz. La historia, curiosa, guión trabajado y algo innovador. Los actores/actriz, muy bien. Vamos, que mantiene tu esperanza en que el cine americano, con su gran industria, haga arte de vez en cuando. O cuando menos sea capaz de contar una nueva historia, algo fuera del cliché del cine americano.
Lo que me llamó la atención de la película no fue la película en si. Hay muchas pequeñas obras de arte por ahí sueltas y muchas películas que cuentan historias sorprendentes o dignas de mención. Me llamó la atención la similitud que tiene con ciertas situaciones en la vida. Parece que, a veces, para que a alguien le vaya todo bien, a otro le tiene que ir mal. Y viceversa, cuando le va bien a uno, a otro le va mal. Incluso cuando cambia la historia, el que le ha ido bien y ahora empieza a perder, intenta, aún inconscientemente, que al otro le vaya mal para así ascender él. Y no me refiero únicamente a los trepas de las empresas. La cuestión es que, y peco de repetitivo, todo en esta vida tiene su ying y su yang, incluso en estas cuestiones. No puede haber un ganador si no hay un perdedor cerca, y al revés. Tanto un ganador como un perdedor nunca estarán realmente solos, porque ambos se necesitan y se interrelacionan. La cuestión es cuando uno es neutro, que no es ni ganador ni perdedor, entonces, posiblemente, sea cuando menos solo se encuentra, porque tiene a su alrededor tanto a perdedores como a ganadores. Al final se trata de ser así: neutro y gris.
Frase del día: "cuanto cuesta crear algo bonito y que poco destruirlo"

Me veo en la obligación de editar esta entrada para dar cabida a un texto fantástico. La imaginacióin y la ironía al poder. Si señor. Me quitaría el sombrero si lo llevara.


La siguiente pregunta fue hecha en un examen final de química en la Universidad de Toledo.

La respuesta de uno de los estudiantes fue tan “profunda” que el profesor quiso compartirla con sus colegas, vía Internet, razón por la cual podemos todos disfrutar de ella.

Pregunta:

¿Es el Infierno exotérmico (desprende calor) o endotérmico (lo absorbe)?

La mayoría de estudiantes escribieron sus comentarios sobre la Ley de Boyle (el gas se enfría cuando se expande y se calienta cuando se comprime).

Un estudiante, sin embargo, escribió lo siguiente:

En primer lugar, necesitamos saber en qué medida la masa del Infierno varía con el tiempo. Para ello hemos de saber a qué ritmo entran las almas en el Infierno y a qué ritmo salen. Tengo sin embargo entendido que, una vez dentro del Infierno, las almas ya no salen de él. Por lo tanto, no se producen salidas.

En cuanto a cuántas almas entran, veamos lo que dicen las diferentes religiones. La mayoría de ellas declaran que si no perteneces a ellas, irás al Infierno. Dado que hay más de una religión que así se expresa y dado que la gente no pertenece a más de una, podemos concluir que todas las almas van al Infierno. Con las tasas de nacimientos y muertes existentes, podemos deducir que el número de almas en el Infierno crece de forma exponencial.

Veamos ahora cómo varía el volumen del Infierno. Según la Ley de Boyle, para que la temperatura y la presión del Infierno se mantengan estables, el volumen se debe expandir en proporción a la entrada de almas. Hay dos posibilidades:

1. Si el Infierno se expande a una velocidad menor que la de entrada de almas, la temperatura y la presión en el Infierno se incrementarán hasta que éste se desintegre.

2. Si el Infierno se expande a una velocidad mayor que la de la entrada de almas, la temperatura y la presión disminuirán hasta que el Infierno se congele.

¿Qué posibilidad es la verdadera?:
Si aceptamos lo que me dijo Teresa en mi primer año de carrera (”hará frío en el Infierno antes de que me acueste contigo”), y teniendo en cuenta que me acosté con ella ayer noche, la posibilidad número 2 es la verdadera.
Doy por tanto como cierto que el Infierno es exotérmico y que ya está congelado.

El corolario de esta teoría es que, dado que el Infierno ya está congelado, ya no acepta más almas y está, por tanto, extinguido… dejando al Cielo como única prueba de la existencia de un ser divino, lo que explica por qué, anoche, Teresa no paraba de gritar “¡Oh, Dios mío!”

Dicho estudiante fue el único que sacó “sobresaliente”.




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