sábado, 12 de enero de 2008

LINAJE Y NOBLEZA


Ayer se acercó a mí mi sobrina, tras dejar su mundo de hadas y princesas, de sapos y príncipes, su mundo de baile de salón y su infancia encantadora, y me dijo, en un arrebato de lucidez y de filosofía de 9 años, que la familia de su padre (de la que yo formo parte activa), era muy alegre, que siempre estábamos de guasa y cachondeo, que nos gustaban mucho las bromas. También que la familia de su madre es mas seria, pero que aún así son muy cariñosos también. Yo le contesté que somos así porque cuando estamos con gente que queremos, como es su caso, nos transformamos y nos convertimos un poco en payasos, porque nos gusta ver reír y ver feliz a nuestra gente. Sin decir nada me abrazó y me dio un beso en la mejilla que me pareció la cosa mas dulce jamás sentida. Se dio media vuelta y volvió a su mundo. Cuando se iba, se me pasó por la cabeza que, si su hermano va a ser un rompe-bragas, por lo guapetón que es, ella va a ser una rompe-corazones. Y esto es mas grave, porque de todos es sabido que si le rompes las bragas a una mujer, pues se compra otras y ya está, o un tanga, pero si te roban el corazón, ¿dónde había usted dicho que vendían corazones de repuesto?.
Total que esta pequeñaja me hizo pensar en lo que había dicho, en cómo somos los de mi linaje. Y es que tiene razón la jodida. Somos y hemos sido, a los que he tenido el placer de conocer, gente alegre. Siempre dispuestos a hacer cuando menos sonreír a la gente. Un poco los bufones de la corte, pero en su justa medida. Que también sabemos ser serios. Nos gusta a todos la fiesta más que a un niño una golosina. Nos gusta nuestro grado de independencia, a unos mas que a otros. Y, ante todo, somos nobles. Es lo que pasa cuando tenemos antepasados nobles. Que algo queda. Queremos con pasión casi enfermiza y odiamos con fervor sangrante. Y cuando nos tocan la fibra, incluso nos salen sarpullidos por el cuerpo. Unos engendros, vaya.
Otra cuestión: ya están por las calles los carteles de las fiestas de este pueblo-capital de provincia. Las tenemos a la vuelta de la esquina (las fiestas). Y como siempre, me da la sensación que no voy a tener tiempo para prepararlas. Debería empezar a hacer ejercicio ya, para aguantar los nueve días de bacanal, que uno ya no está para ciertos trotes. Menos mal que los análisis me salieron bien y parece que tengo cancha para desparramar, por lo menos, un año mas. Y, como siempre también, ya me empieza a entrar el miedo cobarde por la cantidad de sensaciones y vivencias que me esperan. Muchas de ellas intensas. Tanto, que incluso las veo doble. ¿O será por el exceso de alcohol lo de la doble visión?. Quizá. El caso es que parece que tengas dos fiestas, las del ojo derecho, y las del izquierdo. Que a ambos les da de vez en cuando por ir por libre y mandar al cerebro cada uno una información, sin contrastarla ni resumirla. Y claro, la pobre neurona, pues manda al hipotálamo dos visiones distintas de lo que en realidad es una sola. Eso, acompañado del andar dubitativo y de que haces mas kilómetros que un tonto debido a la fea costumbre de andar haciendo eses, hace que me entre autentico pavor por la llegada de las fiestas. Invito a todo el mundo a que venga a verlo y, si se atreve, a vivirlo.
Frase del día: "nuestro amor es imposible, le dijo el globo al cactus"

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