viernes, 21 de diciembre de 2007

DULCE, MUY DULCE, TIRANDO A EMPALAGOSO


Este ambiente navideño que se respira por todos lados, en estas fechas, hace que me salgan sarpullidos por todo el cuerpo. Parezco un enfermo del cólera, o quizá sea la ira y la mala sangre que se me pone cuando veo tanta hipocresía y tantos apuñaladores dando palmadas en la espalda, como tanteando el lugar exacto para clavarte la navaja trapera a partir del día 7 de enero.
Todo muy bonito, todo muy hermoso, todos buenos y todos solidarios. Y el resto del año a despellejarse los unos a los otros, a trepar por encima de quien sea y a mantener la alacena llena y la casa caliente. No importa como estén las demás, siempre y cuando la mía esté perfecta. Que error cometemos el llamado primer mundo al creer que la felicidad se consigue siendo feliz uno mismo, sin importar el resto. Cuanta inhumanidad y cuanto desprecio al resto de las personas y seres que habitan este extraño planeta.
Venga a derrochar y venga a darnos besos y abrazos todos. Que se joda el resto del mundo. Yo estoy bien y es lo que importa. Unos pocos de buenos propósitos, unas pocas oraciones por lo que nos dicte nuestro encogido cerebro y a continuar con la farsa.
¿Y los villancicos? ¿Qué me decís de esas ridículas canciones provenientes del populacho? ¿Quien o quienes fueron los creadores de tal despropósito? ¿Cual fue la mente privilegiada que ideó la profunda frase de "beben los peces en el río por ver a Dios nacer"? Ni hablar de esa campana que está sobre otra, y que encima de esa hay otra, y que si te asomas a la ventana verás al niño en la cuna. Yo me apeo de todo esto y, aunque sea por llevar la contraria, voy a ser muy mala persona durante estas fechas. Prefiero sacar mi lado bueno el resto del año. Pero en Navidad, y aunque solo sea por joder al Gobierno, al Corte Inglés, a la iglesia y a las tiendas de juguetes, voy a dar vía libre al diablillo de mi lado siniestro y voy a tapar los ojos, oídos y boca del angelito diestro. Así que feliz consumismo, vanidad y falsedad para todos y que el año nuevo os traiga carbón a todos, pero del extraído de una mina, nada de carbón dulce. Espero que esos deseos sean recíprocos, que yo tampoco quiero nada dulce, salvo el cuerpo de una mujer. Eso si que es dulce.

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