jueves, 20 de marzo de 2008

AYUDAS A LOS BORRACHOS


Vivimos en una sociedad en la que todo son ayudas. Ayudas para el alquiler. Ayudas para las familias numerosas. Ayudas para los agricultores. Para los ganaderos. Para los panaderos... Ayudas para todos. Y claro, pasa lo que pasa. Está muy bien eso de ayudar a quien lo necesite. Pero no todo se puede arreglar con ayudas que no son, en definitiva, mas que parches a problemas mayores. Pienso que sería mejor controlar el precio del alquiler de la vivienda, bajarlo, y dejarse de ayudas al alquiler, porque lo que consiguen así es que los propietarios de pisos suban los precios para llevarse ellos una parte del pastel. Las ayudas a los agricultores, basadas en el tipo de cultivo que posean o utilicen, conlleva el que la gente cultive lo que da ayuda, y no se preocupe de si la cosecha es fructífera o no. Las ayudas a los parados, mal realizadas como se llevan haciendo hace años, conlleva que los parados no quieran trabajar, porque ganan mas en el paro que trabajando, amén de lo que se puedan sacar por trabajar bajo mano; una solución podría ser conseguir unos sueldos dignos y superiores a lo que se cobra en el paro, y controlar mas la desidia a la hora de aceptar un trabajo. Pienso que hay que resolver problemas y no poner parches. Y quien no sea capaz de solucionarlo, que deje paso libre a otros. Porque al final todo se convierte en un intercambio: yo te doy una ayuda, y tú me das un voto. Aquí todos nos repartimos parte del pastel, y alegría para todo el mundo, todos contentos. Hay otro tipo de ayudas, como la que ofreció un amigo avalando a su hermano. No deja de ser una ayuda. El aval era para un préstamo que pidió para abrir un negocio. A los dos meses, el hermano dejó el negocio y mi amigo tuvo que lidiar con los gastos. Evidentemente, su hermano, un sinvergüenza donde los haya, no se preocupó lo más mínimo en intentar sacar el negocio adelante, porque tenía la "ayuda" de su hermano detrás. Todas las ayudas están bien, pero en su justa medida y en su momento adecuado. Por supuesto, a la persona idónea. Porque si no, nos hace relajarnos en nuestra vida y no seguir adelante ayudados únicamente con nuestro propio esfuerzo. Total, siempre tendremos la ayuda detrás. Y no me refiero, como habréis observado, solo a la ayuda estatal, gubernamental u oficial.
Como todos sabemos, hay dos clases de personas que siempre dicen la verdad: los niños y los borrachos. Me centraré en los segundos, ya que dejé de ser un niño hace tiempo (no mucho, la verdad); y porque, en cambio, sigo siendo un borracho. No un borracho habitual, pero si, digamos, social. Y claro, como uno es muy sociable... Bueno, a lo que iba, y haciendo caso a mi experiencia, es muy gratificante, a veces, oír ciertas frases, ciertos piropos, ciertos parabienes, de gente que, si no está borracha, si está ligeramente perjudicada por los efluvios del alcohol. Es gratificante porque es el momento en el que son sinceros, en el que sale de dentro y expresan lo que de verdad sienten. Por otra parte, resulta patético tener que esperar a que esas personas estén bebidas para que les salgan esas cosas. Perdón por hablar en tercera persona, porque creo que debería incluirme yo también en el saco. También existe la posibilidad, y se da en bastantes casos, en los que, en vez de piropos, parabienes o excelencias de uno, salen palabros, exabruptos, dardos envenenados o puñaladas traperas. En esos casos, por supuesto, también prima la sinceridad y sale de dentro lo que se dice, se dice lo que se siente en realidad. Tanto en un caso como en otro, se suele dar el caso del arrepentimiento o de la excusa de haber estado trastocado por el alcohol, pero al final, lo que siempre queda, es esa sinceridad que nace de dentro, esa oportunidad en la que se ha dicho lo que se siente en ese momento. Y eso, como todos sabemos, no suele tener marcha atrás. Porque lo hecho, o lo dicho, ahí queda siempre en la memoria de todos.
Aunque parezca lo contrario en muchas ocasiones, no he escrito ninguna entrada perjudicado por el alcohol, lo cual no quita que existan bocetos de realidad en lo escrito. Con todo esto, y buscando una conclusión satisfactoria a este embrollo que he contado anteriormente, pienso que en verdad, y en aras de que exista una mayor sinceridad en este mentiroso mundo, lo deseable sería que se promulgasen ayudas a los borrachos.
Frase del día: "y por eso, tranquilamente, me bebí otra copita de aguardiente"

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