miércoles, 13 de febrero de 2008

LOCURAS VARIAS


Anoche visité al psiquiatra. Bueno, era una psiquiatra. Chica morena de pelo liso y hasta los hombros, gafas de psiquiatra y mirada de psiquiatra. Solamente le dije "doctora, debo tener un problema, pero no sé cual es". Y ella, levantando su cara de psiquiatra, me miró como solo lo saben hacer los psiquiatras y me empezó a recetar un abanico de pastillas. Según iba rellenando las recetas y firmando, me iba diciendo"primero estas, cuando acabes la caja, estas otras, luego estas que te estoy recetando, luego estas...". Así continuamente, un talonario de recetas tras otro. Y yo pensando en que mi casa no es tan grande como para almacenar semejante farmacia. Era mi única preocupación. "Y sobre todo, no se te ocurra mezclarlas, cuando acabes una caja, otra" fueron sus últimas palabras. "¿Está segura que con esto se me arregla?", pregunté yo, incauto de mi. Su mirada fija y penetrante de psiquiatra me contestó y decidió que necesitaba otra cajita mas. Digo yo que tendrá razón esta mujer, que para algo es la profesional. Pero el caso es que no me ha preguntado nada, ni me ha auscultado, ni me ha mirado las pupilas, o la garganta ayudada por un palito de médico. Con todas las recetas en las manos, aún le pregunté "¿mientras tomo esto podré beber... alcohol?" Otra vez la jodida psiquiatra que se negó a responderme con palabras. Solo una mirada que me hizo temblar y que sentí como me atravesaba de parte a parte. "Vaya, se jodieron las fiestas" fue lo único que alcancé a pensar. Y dando media vuelta, me dispuse a abandonar aquel infierno de consulta. Justo cuando franqueaba la salida, se dignó a hablarme "cierre usted la puerta". Y lo hicé, vaya si lo hice. Tuvo que ser con el pie, porque las manos las tenía ocupadas sujetando las recetas. Pero claro, a ver quien le dice nada a la señora psiquiatra, que es capaz de recetarme alguna cajita mas. Una vez en la calle, con el aire fresco de la mañana, lo primero que hice fue buscar una papelera para tirar las recetas y dar portazo a ese terrible y desagradable episodio de mi vida. Pero no había ninguna. Y yo venga a buscar. Pero nada. Se habían evaporado. Cuando la angustia me embargaba y estaba a punto de rendirme e irme a la primera farmacia que encontrase y comprar las medicaciones, me he despertado. No estaba empapado en sudor por las fechas en las que estamos. Pero la respiración era muy agitada y el corazón brincaba con ritmo irregular. No he podido conciliar el sueño. Venga a darle vueltas a la cabeza, "pero si yo estoy bien" "¿cómo puedo soñar estas cosas?" "¿estaré medio loco de verdad?". Total que he estado recordando el sueño hasta que ha sonado el despertador, con lo cual ha sido una repetición del mismo.
Imaginaos el día que llevo habiendo comenzado así. Voy a ver si busco terapia de grupo o algo así. O, en su defecto, terapia de amigos y cervezas, con su tertulia incluida.
Solo pido que esta noche no me dé por soñar con San Valentin y con el amor. Si veis que no vuelvo a postear, será que mis peores augurios se han confirmado.
Seguiré informando... o no.
Frase del día: "nunca olvido una cara, pero en tu caso, haré una excepción"

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