Está visto que esto de ser un hipocondriaco no es buena cosa. A uno se le pegan todas las enfermedades de las que oye hablar, e incluso de las que no oye, pero que sabe que están ahí. De esas enfermedades e incluso sensaciones o situaciones que sabe que existen pero que, si lo analizas bien, quizá no lo estés sufriendo, si no que es una broma macabra de tu jodida imaginación.
Llega el invierno y, como uno es muy culto y sabe de casi todo, he leído en alguna ocasión o visto en algún programa de investigación, que la falta de luz natural solar hace que las personas se sientan mas tristes y con menos ganas de hacer nada. El sol es nuestro motor, como si fuéramos Supermán, y al haber menos sol, hay menos actividad. Y al menda que se le pegan esas paranoias y se vuelve triste y gris.
Aparece la tan ansiada primavera, y como el artista está tan informado en ciertas cosas que no valen para nada, se acuerda que en estas fechas toca la astenia primaveral. Y a por ella que me lanzo como si me fuera la vida en ello. Y no tengo bastante con eso que me empieza a entrar alergia. No de la de estar estornudando. No. De la de salir sarpullidos. Y no del polen o de los ácaros. No. De las personas.
En nada tenemos el verano encima, y claro, uno tiene que sufrir alguno de los males que salen como setas en esa época del año. Y como uno no está muy ducho en esas lides, pues allá que se va a visitar a San Google y a buscar qué coño es lo que suele pasar en verano. Y la respuesta que te hace temblar, porque ya sabes lo que te va a venir: intoxicaciones, salmonelosis, gastroenteritis, conjuntivitis, golpes de calor... y un largo y tenebroso etcétera que te pone la piel de gallina por su cercanía y por su certero futuro.
En lo referente al otoño, solo se me ocurren los costipados. Pero estoy seguro que algo escucharé por ahí y seguro que lo pillo todo para mí. Espero que el hecho de que se caigan las hojas de los arboles no sea motivo para que se me caiga algo del cuerpo serrano que tengo. El pelo ya lo doy por sentado porque eso es algo que se cae en cualquier época del año. Pero que se quede la cosa así, virgencita, que me quede como estoy.
Frase del día: "cuando todo el mundo está loco, ser cuerdo es una locura"
Llega el invierno y, como uno es muy culto y sabe de casi todo, he leído en alguna ocasión o visto en algún programa de investigación, que la falta de luz natural solar hace que las personas se sientan mas tristes y con menos ganas de hacer nada. El sol es nuestro motor, como si fuéramos Supermán, y al haber menos sol, hay menos actividad. Y al menda que se le pegan esas paranoias y se vuelve triste y gris.
Aparece la tan ansiada primavera, y como el artista está tan informado en ciertas cosas que no valen para nada, se acuerda que en estas fechas toca la astenia primaveral. Y a por ella que me lanzo como si me fuera la vida en ello. Y no tengo bastante con eso que me empieza a entrar alergia. No de la de estar estornudando. No. De la de salir sarpullidos. Y no del polen o de los ácaros. No. De las personas.
En nada tenemos el verano encima, y claro, uno tiene que sufrir alguno de los males que salen como setas en esa época del año. Y como uno no está muy ducho en esas lides, pues allá que se va a visitar a San Google y a buscar qué coño es lo que suele pasar en verano. Y la respuesta que te hace temblar, porque ya sabes lo que te va a venir: intoxicaciones, salmonelosis, gastroenteritis, conjuntivitis, golpes de calor... y un largo y tenebroso etcétera que te pone la piel de gallina por su cercanía y por su certero futuro.
En lo referente al otoño, solo se me ocurren los costipados. Pero estoy seguro que algo escucharé por ahí y seguro que lo pillo todo para mí. Espero que el hecho de que se caigan las hojas de los arboles no sea motivo para que se me caiga algo del cuerpo serrano que tengo. El pelo ya lo doy por sentado porque eso es algo que se cae en cualquier época del año. Pero que se quede la cosa así, virgencita, que me quede como estoy.
Frase del día: "cuando todo el mundo está loco, ser cuerdo es una locura"
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