miércoles, 30 de abril de 2008

ALIMAÑAS

Parece que es obligado hablar del... no sé como llamarlo... ser, que ha mantenido secuestrada durante 24 años a su hija. Un tipo que ha estado violando sistemáticamente a su hija durante todo este tiempo, manteniéndola encerrada en un zulo. Un bestia que ha tenido siete hijos con su hija, uno de los cuales murió por su culpa y al que quemó como el que quema un rastrojo de hierbas. Un malasangre que parece que tiene tendencias pederastras a tenor de sus viajes a Tailandia. Un espécimen que, y esto parece poco creíble, ha tenido engañada a su mujer y a su hijo.
Y todo esto en un país supuestamente civilizado como es Austria. Un país que ya ha sufrido mazazos similares a éste. Quizá no tan salvajes, pero si crueles e inhumanos. No tiene nada que envidiar a las burradas que puedan hacer los ultras islámicos a la hora de degollar y decapitar a sus víctimas. No está muy lejano de los empalamientos que realizaba Vlad Tepes, el Empalador, inspiración del conde Dracula. No es menos cruel que los desmembramientos que realizan algunas tribus africanas. Es totalmente comparable al horror que pueda verse en cualquier guerra de cualquier época de nuestra historia.
Este engendro ha marcado cruelmente y a perpetuidad a su propia hija, a los niños que ha tenido con ella, hijos y nietos al mismo tiempo. Ha cambiado las vidas y las mentes de todo su país y posiblemente de todo aquel que haya tenido conocimiento de este hecho.
Y no se arrepiente de ello. Ni lo mas mínimo. No porque no lo haya dicho, que lo desconozco, si no porque si ha estado manteniendo esta crueldad durante 24 años, dificilmente sepa lo que es el arrepentimiento. Sin ningún informe psiquiatrico ni valoración profunda y profesional, estoy seguro al cien por cien que se trata de un psicópata. De un trozo de carne sin ningún tipo de conciencia ni de arrepentimiento, al que no lo importa lo mas mínimo el sufrimiento de cualquiera que no sea él.
Por desgracia, en este mundo existen muchos como él. Seres que quizá no hayan cometido ningún acto tan bárbaro, y que posiblemente no lo comentan jamás. Existen muchos estudios acerca de la psicopatía, y todos concluyen en que no existe cura ni tratamiento contra esa enfermedad, o tal vez mejor dicho, con esa tara.
El sistema penal de nuestro país está basado, entre otras cosas, en la reincorporación a nuestra sociedad de las personas que han cometido cualquier delito. La función teórica no es la de castigar, si no la de reformar y reconducir conductas. Reinsertar es la palabra. Pues bien, atendiendo a la imposibilidad de reinsertar a estos individuos, entre los que, por supuesto, se encuentran también los violadores, pederastras y maltratadores habituales, parece creíble que existe una laguna en nuestro sistema judicial. La función judicial debe ser la de reinsertar, pero también la de proteger a los ciudadanos de alimañas como éstas. No es propio que un ser como éste cumpla un periodo carcelario y vuelva a la calle a realizar los mismos actos que ya realizó. Y no porque haya fallado el sistema penitenciario, que posiblemente también, si no porque es imposible reinsertarlo y reconducirlo. Ejemplo cercano y doloroso lo tenemos en la niña de Huelva que murió a manos de un pederastra y un violador demostrado. Ejemplo cercano en la distancia el de Joaquin Ferrandis, el asesino de Castellón que violó y mató a cinco mujeres una vez que salió de la cárcel, tras cumplir condena por violación. Todo ese tipo de gente es imposible reconducirlos, y debería ser obligatorio de quien debe velar por nuestra seguridad, el evitar que esto se vuelva a producir.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Amigo y además compañero, quisiera hacerte saber que el tal fulano al que haces referencia en tu blog, no se llama Antonio, se llama "JOAQUIN", no se vaya a molestar algún Antonio por ello. Animo...

Justi dijo...

Rectificado queda, querido compañero y sin embargo amigo. En qué estaría yo pensando? O en quien?