sábado, 31 de mayo de 2008

CURIOSIDADES CURIOSAS


El otro día se presentó un libro curioso y práctico como ninguno. Se trata de "El gran libro de los insultos". Como dice su autor, no hay idioma como el español para insultar. Y, por supuesto, todos los insultos recogidos, sobre los 10.000, son en lengua española. Mira que somos bestias los españoles para tener tal cantidad de palabras que puedan considerarse insultos. Aunque, claro, no solo se puede considerar como insulto las palabras en si mismas, los adjetivos. Hay muchas maneras de insultar. Se puede insultar la inteligencia de una persona, simplemente contando una mentira increíble. Se puede insultar negando la capacidad de alguien para realizar algo. Se puede insultar de muchas maneras, y solo hablo del lenguaje oral. Porque si entramos en el lenguaje de los gestos, de las actitudes o de las acciones u omisiones, la lista podría ser interminable. Me quedo con un comentario que hizo el autor del anteriormente citado libro; decía que, en ocasiones, los insultos no lo son como tal, o no tienen la intención de causar daño a la otra persona, si no mas bien advertirle e intentar que mejore. Ponía el ejemplo de, cuando llamas a una persona imbécil, puede que no sea para insultarle, si no mas bien para que se dé cuenta de su estado mental, e intente ponerle remedio. Todo un ejercicio de maquiavelismo y de manipulación. "Si no te insulto, te digo esto por tu bien". Solo por ese comentario, y porque es muy práctico tener todo un diccionario del insulto, es recomendable que este libro se encuentre en nuestras estanterías. Por lo menos en la mía, intentaré colocarlo.
Otra noticia que me ha llamado la atención. Esta vez en el país del sol naciente. Japón. Resulta que allí, ha estado viviendo una pobre mujer, en el mas estricto sentido de la palabra "pobre", en un armario. Un japonesito de a pie, un día se deja mal cerrada la puerta de su casa. Y allá que aprovecha la pobre indigente para colarse en su casa, y establecerse en su armario. En el armario de la habitación del japonesito. Durante un año ha estado la pobre mujer pobre viviendo en el armario. Saliendo para comer lo que el japonesito compraba o para ducharse. Porque la mujer era pobre, pero limpia, todo hay que decirlo. La cuestión es que el hombre tardó un año en darse cuenta de la existencia de tan extraño huésped, y porque puso cámaras de vigilancia. Me gustaría ver ese armario, su morfología y su tamaño, para poder hacerme una idea de como podría vivir allí una mujer, y para intentar entender como el japonesito no se dio cuenta en tanto tiempo. Además, siendo el armario de su habitación. Toda una historia para meditar.
Frase del día: "es necesario soplar sobre algunos resplandores para obtener buena luz"

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